¿Por qué tener una bodega en casa?

Aunque seamos grandes productores, no somos un país con cultura en el consumo de vino. Compramos el vino para consumirlo inmediatamente, sin preocuparnos si estamos obteniendo el máximo potencial que nos puede ofrecer.

Deberíamos ser conocedores de que el vino tiene su ciclo de vida: maduración, apogeo y declive. Para disfrutarlo en su momento de máximo esplendor organoléptico, debemos guardarlo en unas condiciones adecuadas hasta que el vino embotellado alcance esa fase de apogeo.

La bodega en casa tiene este fin, crear esas condiciones ambientales óptimas en las que el vino madura hasta su afinación.

Condiciones ambientales de la bodega en casa

Los grandes vinos (no tienen porque ser los más caros) alcanzan su plenitud lentamente, salvo algunas excepciones, y tardan mucho en caer. Este recorrido requiere de unas condiciones ambientales adecuadas, que en el caso de no cumplirse el vino va perdiendo sus cualidades.

La temperatura debe situarse entre los 12ºC y los 16ºC con el fin que los procesos evolutivos tengan lugar con la velocidad adecuada. Y también es muy importante evitar las oscilaciones térmicas que podrían provocar la introducción de oxigeno en la botella. La humedad relativa debe ser suficiente para evitar las contracciones del corcho, sin llegar a valores muy elevados que puedan provocar la aparición de hongos. Debe evitarse la luz natural pues ésta acelera los procesos oxidativos del vino. Y tampoco le conviene al vino sufrir vibraciones.

Tipos de bodega en casa

Dos son las tipologías de bodega en casa que podemos plantearnos: el armario climatizado y la estancia refrigerada. Los dos dan solución a la conservación adecuada del vino para su evolución óptima.

Las diferencias más importantes son la capacidad de botellas que pueden almacenarse y el potencial decorativo que poseen. El armario tiene su capacidad limitada mientras que en un espacio refrigerado podemos disponer gran cantidad de botellas, varios miles si fuera el caso.

Pero la gran diferencia es el potencial decorativo. Mientras que el armario no deja de ser una nevera, el espacio refrigerado puede adaptarse a cualquier estilo de decoración e integrarse como un elemento más de la casa. Podemos crear un espacio minimalista, moderno, clásico o rústico, y si lo que queremos es algo no tan voluminoso podemos crear una vitrina de vinos e integrarlo en cualquier espacio de la casa, de la misma manera que integramos una estantería con libros.